DOn cabot en kif: la fecha pendiente

El sábado, en una fría noche palermitana, Don Cabot le puso calor a nuestros cuerpos con un acústico, que no fue ningún acústico, válida esa redundancia. Después de hacerse desear, y a sala repleta, los pibes salieron a hacer su arte, con una función que duró hora y media aproximadamente.

Una vez acomodados, comenzaron y completaron un show que se debían con su gente, ya que en su última presentación hubo problemas con la policía, porque ésta se ve que literalmente se “pone la gorra”. Y aun con la bronca que amerita la situación pasada, la banda tomó ese momento que les tocó atravesar con todo el humor que se pudo, haciendo varios chistes a lo largo de toda la velada.

Entre un vaivén fluido público-banda, banda-público, se notaba esa complicidad entre todes, por los chistes internos y las pequeñas charlas entre tema y tema que surgieron a lo largo del “acústico”. Hasta se dieron el lujo de tener un músico invitado de la banda amiga Alasdies.

Este toque pintaba ser tranquilo, por tratarse de un lugar reducido, pero no lo fue ya que tocaron casi a banda completa durante todo el espectáculo. Hubo chistes, bailes, risas y un par de birras entre un gran grupo de amigues que se juntaron a ver esta banda. Sin dudas, los pibes son fiesta en cualquier formato en el que se presenten.

Entre el tumulto de gente se creó un ambiente super agradable, con una lista bastante distendida y a la carta, ya que los músicos iban tocando “lo que pintaba” en aquel momento, y los pedidos del público que se iban sumando. Se creó una mare magnum de alegría.

A garganta poderosa su público agitó “¡Vamos, vamos, vamos Don Cabot!” toda la noche, quedando demostrado ese aguante y cariño que tiene el público de los Cabot.

Si bien no anunciaron ninguna próxima fecha, esperamos muy ansiosos, que haya posibilidad de ir a verlos lo más pronto posible en un show como sólo ellos saben dar, no queda más que bancar la espera. Por lo pronto no hay más que decir que ¡ESCUCHEN A DON CABOT!, son una banda bellísima.

Por Manon Sustersich